Es el mejor exponente de paisaje volcánico de la Península Ibérica. Tiene una cuarentena de conos volcánicos y más de 20 coladas de lavas basálticas. La orografía, el suelo y el clima proporcionan una variada vegetación, a menudo exuberante, con encinares y hayedos de excepcional valor paisajístico y faunístico.